Brian Eno

viernes, 9 de julio de 2010

Sísifo

“Sin atributo y sin verbo, estos sustitutos de la realidad proponen un comentario sociológico crítico e irónico de la soledad, el vacío y la infelicidad de la existencia de la gran comunidad autónoma que puebla las urbes modernas de todo el mundo” .
Duane Hanson
Vista general

“Sísifo” es una instalación inspirada en el mito clásico del mismo nombre.
Sísifo en la mitología griega fue fundador y rey de Corinto. Según la Ilíada , era uno de los mortales más astutos. Castigado por los dioses por desafiar su autoridad fue condenado a subir una enorme piedra por la ladera de una montaña, una vez arriba, la piedra rodaba por la otra vertiente de la montaña y vuelta a empezar, y así eternamente.
Este trabajo, aún siendo consciente de su posible carácter polisémico, es un intento por comprender al hombre moderno que, castigado eternamente por su renuncia al “mito”, debe soportar la pesada carga de los medios de comunicación de masas. De igual manera, cualquiera de las posibles interpretaciones, al contemplar la pieza, me parecerían válidas e incluso tan legítimas como la mía; en cualquier caso mi modo de comprender el arte otorga una denotada importancia al espectador. El artista crea, el espectador se retroalimenta y re-crea (vuelve a crear).
En la sala hay una luz muy suave, el espacio permanece prácticamente en penumbra, tan solo se ilumina por los destellos que emite el aparato de televisión apoyados por un par de focos que de modo cenital enmarcan el espacio, el efecto es algo similar a cuando vemos la televisión en casa con las luces apagadas, con continuas subidas y bajadas de intensidad de luz producidas por las imágenes del televisor. En el monitor se repite, una y otra vez, una grabación de vídeo.
Formalmente estos tres elementos, la pieza figurativa, el televisor, y el camino de arena, son los que desarrollan todo el discurso conceptual del proyecto.
La figura humana representa a un hombre de mediana edad,  en posición tensa, forzada por el esfuerzo físico al arrastrar toda la presión técnica simbolizada en el aparato de televisión. El cuerpo, aunque desnudo está forrado con fotocopias en papel vegetal de recortes de periódico, sobre éstas unas capas de látex para crear la sensación de carnosidad, acercándose, tanto táctil como visualmente, a las sensaciones de la piel humana. La saturación informativa bajo la piel, grabada a fuego, sin posibilidad a escapar de ella, integrada por completo a nuestra fisonomía.

En esta escultura busco el reflejo de la “realidad”, no la propia “realidad”. La figura humana es un símbolo del hombre, no el hombre; como decía Magritte, “Esto no es una pipa”, el arte siempre vive en el “mito”. No solemos ver por la calle a nadie desnudo con recortes de periódico bajo la piel y además arrastrando un televisor (aunque sería divertido y una posible idea para una acción).
El círculo de arena es, técnicamente, eso, un cordón de arena de un metro y poco de ancho, a modo de camino circular.
Si cada uno de los instantes de nuestra vida se van a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como Jesús a la cruz. La imagen es terrible. En el mundo del eterno retorno descansa sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad... 
...pero si el eterno retorno es la carga más pesada, entonces nuestras vidas pueden aparecer, sobre ese telón de fondo, en toda su maravillosa levedad.
Milan Kundera, La insoportable levedad del ser.
La escena que se nos presenta ante los ojos es, realmente, dramática, un hombre condenado a arrastrar una pesada carga eternamente.
Simbólicamente el movimiento circunsferencial es una representación del tiempo. Casi todas las representaciones del tiempo asumen forma circular. La circunferencia en movimiento es el eterno retorno. La idea nietzscheniana de la eterna creación y destrucción del mundo, de la inevitable repetición del círculo.



...del ciclo incondicional, infinitamente repetido, de todas las cosas.
F. Nietzsche, Ecce homo.



Fotos de la instalación desarrollada en el salón de actos de la Facultad de Bellas Artes Alonso Cano de la Universidad de Granada durante el mes de septiembre de 2001.

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